![]() Por Mauricio Cano, 5ºB, Corresponsal, Alumno de la Escuela Antonio José de Sucre. |
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Timocho
se despertó y recordó que ese día era el más
cursi y asqueroso que él hubiese tenido la desgracia de conocer:
el día de San Valentín, y debía arruinarlo cuanto
antes. Timocho agarró algunas de sus herramientas de broma y se fue. Se dirigió hacia al parque, porque era el sitio donde más podría fastidiar. Entrando al parque, vio a dos novios, los cuales serian una victima suya; agarró su resortera y le lanzó una pequeña piedra al novio y él pensó que su novia lo había golpeado sin razón, así que discutieron y rompieron. Luego había otros dos en la fuente que compraban un helado, y se sentarían en las mesas de ahí mismo, así que Timocho puso un cojín en el asiento de la novia, y al sentarse se espantó con el ruido, tiró el helado y se ensució; ella pensó que era broma de su novio, así que discutieron y rompieron. Era
hora del baile festejando el día en el salón de la colonia,
así que era hora de empezar. Primero Timocho cambió el
ponche por vomito de hámster, saliva de sapo y Moraleja:
No hubo de nuevo ¿acaso querías una? |