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Por Salvador Abad, 2ºA, Alumno del Instituto San Angel Inn
Entonces empezó a amarrar nubes, luego comenzó a venderlas y los niños empezaban a comprar nubes. El
gobierno llegó y le dijo: El
señor empezó a sentirse triste. El amigo le dijo: -¡Pues vamos a sacar el permiso! Fueron por el permiso y entonces ¡¡vendieron nubes y nubes!! |