Un día mi mamá y yo fuimos a la casa de una señora
que vendía muchos perritos, entré a la casa y escogí
una perrita que me gusto porque se parecía a una bola de algodón.
Me la dieron en las manos y yo la sentí muy despeinada; poco
a poco mi perrita aprendía muchas cosas que mi hermano Arturo
y yo le enseñamos, hacer pipi afuera de la casa todavía
no lo aprende, porque se hizo en mi cuarto.
Yo
creo que mi perrita es muy feliz por que mi familia y yo la tratamos
con amor, y para terminar les diré que su nombre es
"pelusa".
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